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Invitado especial

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Un día sin Rosario, es un día sin María

14 de octubre de 2020
Imagen: OAC
Por la batalla naval de Lepanto el 7 de octubre de 1571, se conoce el mes de octubre, como el mes del Rosario

Cuando la cristiandad era amenazada por los turcos y ante este  peligro, el Papa San Pío V pidió días antes a los fieles, que rezaran el rosario pidiendo por las fuerzas cristianas. El sumo Pontífice estaba en Roma, cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había triunfado.

Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia de la victoria. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de “Nuestra Señora del Rosario” y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla).

Pero siglos antes, específicamente en 1208, se cuenta que la misma Virgen María enseñó a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos), el rezo del Rosario.

El santo español se encontraba entonces en el sur de Francia luchando contra la herejía albigense. Un día, en la capilla que estaba en Prouille, le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

La Virgen se le apareció sosteniendo un rosario y le enseñó a recitarlo. Luego le pidió que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

En esta aparición también le anunció las promesas para los que hicieran esta oración con devoción.

Aquí recordamos algunas:

  • Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
  • Prometo mi protección y grandes beneficios a los que recen mi Rosario con devoción.
  • El Rosario es el escudo contra el mal, destruye el vicio, libra de los pecados y doblega las herejías.
  • El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas alcancen la misericordia divina.
  • Esta plegaria sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo por el amor de Dios y despierta su anhelo por la eternidad.
  • El alma que se me encomiende a través del Santo Rosario no perecerá.

El Santo Rosario ha sido la oración preferida de muchos santos y pontífices.

San  Juan Pablo II dijo: “Por medio del rosario los fieles reciben abundantes gracias, desde las mismas manos de la Madre del Redentor”.

Y, en el mes de octubre de 2016, el Papa Francisco afirmó que “el Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”.

La advocación de Nuestra Señora del Rosario ha intervenido en el mundo y que por su intercesión se han alcanzado grandes favores. Cabe resaltar el hecho de llevar un rosario y que, tanto en la advocación de Lourdes como en sus apariciones de Fátima, reiteró su invitación a rezar el rosario.

Nuestra Señora del Rosario nos invita a meditar con esta plegaria, los episodios más importantes de la vida de Jesucristo en su paso por este mundo. Sin olvidar que es una advocación muy acogida en diferentes partes del mundo como España, Venezuela, Colombia y Guatemala entre otras.

Santo Rosario, oración de perseverancia

Según la tradición católica, en Fátima (Portugal) en 1917, a tres pequeños pastores se les apareció la Virgen María, quien les reveló que cada vez que se reza un avemaría es como si se le ofreciera una rosa, de tal suerte que cada rosario completo sería una corona de rosas (concepto que había sido mencionado tiempo atrás por Luis María Grignion de Montfort  en su obra Secreto admirable del Santo Rosario).

El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II promulgó su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (es decir, Rosario de la Virgen María), en la que consideró oportuna la incorporación al rosario de los llamados; Misterios Luminosos, unidos a los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos.

Para conocer algo más sobre la historia y la importancia del Santo Rosario, nuestro invitado especial, el Doctor Juan Fernando Barrios, odontólogo de profesión, laico comprometido y quien pertenece a la comunidad Misión Fátima Colombia y apóstoles de San José, nos concedió la siguiente entrevista:

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Invitado Especial: Doctor Juan Fernando Barrios - Misión Fatima Colombia
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