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Historias de vida

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26 de abril de 2019

Monseñor Gustavo Ferreira estuvo al frente de los Tribunales eclesiásticos de Bogotá y Superior de Colombia por más de 50 años. Toda una vida trabajando y orientando a…

Nació en Bogotá el 2 de abril de 1925. De sus doce hermanos cuatro fueron sacerdotes. Realizó sus estudios de primaria en el Liceo de la Salle de Bogotá. Ingresó al Seminario menor en 1945 donde realizó sus estudios secundarios y en 1947 entró al Seminario Mayor. Terminó sus estudios en Roma donde fue ordenado por monseñor Emilio De Brigard.

En 1950 continuó sus estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo el título en licenciatura en teología dogmática y en 1952 obtuvo el título en licenciatura en derecho canónico en la Universidad Lateranense de Roma.

Al regresar al país fue nombrado por el arzobispo Crisanto Luque como prefecto general del Seminario Mayor de Bogotá. Posteriormente, fue como promotor de justicia, defensor del vínculo en 1963. Además, fue capellán del Colegio Helvetia y de las Hermanas Dominicas de la Presentación.

En 1970 fue nombrado como juez del Tribunal Eclesiástico Regional De Bogotá. Diez años después fue llamado para ser el viceoficial del Tribunal Eclesiástico Superior de Colombia, del cual, posteriormente sería elegido como su presidente por más de 20 años.

Fueron más de 50 años como defensor del matrimonio “Ese miedo que yo tuve cuando monseñor Perdomo me propuso que estudiara derecho canónico, se me convirtió en la satisfacción más grande de mi vida, nuestro Señor sabe hacer sus cosas, porque realmente lo que pensé de una labor que no me llenaría mi deseo de apostolado, fue todo lo contrario. Una labor llena de satisfacción de ayuda a los matrimonios de orientación a parejas que iban en busca de consejo ”.

Como emérito estuvo por más de 15 años colaborando con el padre Andrés Vargas en la parroquia de la Inmaculada en el Chicó, atendía confesiones y celebraba eucaristías. Actualmente, monseñor Gustavo Ferreira vive tranquilo en su residencia con monseñor Daniel, su hermano. “Siento que hice todo lo que pude respondiendo a mi compromiso sacerdotal”.

A los seminaristas que inician su vida pastoral les aconseja “Sepan que entran a cumplir en la iglesia una labor indispensable, si fallamos a

nuestros deberes, si damos malos pasos todo eso va en detrimento de la Iglesia y debemos en cambio luchar a diario por ser solidarios con ella en todas sus necesidades entre otras, está de contar con sacerdotes convencidos generosos entregados a su vocación”, indicó monseñor Ferreira

A continuación, la entrevista con monseñor Gustavo Ferreira:

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