Iglesia en Quibdó alerta sobre situación sanitaria

En un comunicado a la opinión pública, la Diócesis de Quibdó, presidida por monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, ha manifestado su preocupación por la agudización de la situación sanitaria regional a causa del aumento de los contagios por COVID-19.

Ante la compleja realidad que se vive en la zona, la Diócesis “invita a personas e instituciones a comprometerse más decididamente con la protección de todas las vidas”.

En esta línea, pide a las autoridades sanitarias y al gobierno “adelantar de manera más integral, programas pedagógicos de observación y respeto por las normas sanitarias; cumplir y hacer cumplir estrictamente los protocolos para la inhumación de personas que fallecen por el COVID-19; y fortalecer la estructura asistencial para responder al momento actual y salvar más vidas”.

Sumado a lo anterior, exhorta a la comunidad a “descartar actitudes desafiantes frente a esta pandemia, entre otras, la presencia masiva y prolongada en sitios de diversión, y las fiestas familiares y sectoriales que, en el actual contexto, constituyen una de las principales causas de contagios”.

Finalmente, siendo consecuentes con la preocupación manifiesta y con la petición a las autoridades y a la población en general, señala las medidas adoptadas por esta Iglesia Particular:

1. Desde el lunes 21 de junio hasta el domingo 4 de julio, los templos parroquiales del territorio diocesano estarán cerrados. La comunidad católica podrá participar de la Santa Misa a través de las transmisiones virtuales y de los medios de comunicación.

2. Los sacerdotes se abstendrán de realizar reuniones y de visitar comunidades rurales durante este tiempo.

3. De acuerdo a lo indicado en otros momentos, las exequias no se podrán celebrar en las casas ni en las calles. Durante estas dos semanas, las exequias se celebrarán con la participación de solo diez familiares de la persona fallecida. En la ciudad de Quibdó, la celebración de exequias se realizará solamente en la Catedral San Francisco de Asís. En caso de que las familias no valoren estos criterios, los sacerdotes se verán en la obligación de negarse a la celebración de las exequias.