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Historias de vida

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24 de enero de 2020

El padre Alfredo Botero Maya perteneció a la primera generación de los sacerdotes sulpicianos en Colombia y gran parte de su vida la dedicó a la formación sacerdotal…

El padre Botero Maya falleció el pasado 20 de diciembre, en la Fundación Cardioinfantil de Bogotá, debido a una afección cardíaca y pulmonar, había cumplido 89 años, el 4 de septiembre del año 2019. Oriundo de Pácora (Caldas), vivió los últimos 13 años de su vida en la casa sacerdotal de San Sulpicio, al norte de la ciudad. Cumplió 65 años como sacerdote ya que fue ordenado en Montreal (Canadá) el 19 de septiembre de 1954. Perteneció a los sulpicianos por 54 años. Además de formador, fue director espiritual, profesor de psicología evolutiva y teología moral. 

Estudió Teología en el Seminario Mayor de Manizales y luego obtuvo una beca para la Licenciatura en la Universidad de Montreal en Canadá. Luego logró un doctorado también en Teología de la Universidad Lateranense de Roma.

Escritor y poeta

El padre Alfredo se caracterizaba por una disciplina intachable. Siempre puntual, muy estricto en los horarios, por ejemplo, todos los días a las 7.00 de la mañana de lunes a viernes celebraba la eucaristía en la casa de San Sulpicio. Los domingos a las 8.00 a.m., sin falta; tenía una silla asignada para él en la Capilla, que ocupaba siempre. 

Pero no solo eso, era gran lector, escritor y poeta. Poemas dirigidos a su patria, a Colombia. La que conocía de norte a sur, gracias a grandes tomos de libros sobre próceres de la patria como el libertador Simón Bolívar, el general Santander y Antonio Nariño, entre otros. Una biblioteca amplia heredó luego de su partida, a los sulpicianos.

Además, tenía su propio televisor con pantalla grande para no perderse los partidos de fútbol, especialmente los relacionados con su equipo el Once Caldas del cual era un hincha acérrimo. Cuidar y alimentar a sus peces también era otro de su pasatiempo “Y hasta hablaba con ellos, tenía varias peceras, por todas partes” comenta monseñor Héctor Epalza, delegado provincial para América Latina, quien compartió con él en sus últimos años. 

Líder y formador

Fue un líder, presidente de la organización de lo seminarios de Colombia por muchos años. Muy ordenado en su vida, defensor y promotor de la pedagogía de San Sulpicio y de la formación en la dimensión humana, comunitaria, espiritual, académica y pastoral misionera.

“Y aunque pasó sus últimos días en una silla de ruedas, nunca se quejó. Asumió sus quebrantos de salud con tranquilidad y más bien entró en un estado de silencio, tal vez presintiendo ya su partida de este mundo, pues había dicho en varias ocasiones que él sabía que no llegaría a los 90 años de edad”, asevera monseñor Héctor, con nostalgia en su rostro.

Las cenizas del padre Alfredo Botero Maya se encuentran en la cripta de la casa sacerdotal de San Sulpicio, en el barrio San José de Bavaria, donde nos recibió monseñor Héctor Epalza Quintero, delegado provincial para América Latina de los padres de San Sulpicio y quien nos narró aspectos de la vida del fallecido, pero recordado padre Botero Maya. A continuación, entrevista: 

 

 

 

 

 

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