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LITURGIA Noviembre8De la cantidad a la procedencia

5 de noviembre de 2015
LITURGIA Noviembre8De la cantidad a la procedencia

Nos acercamos a la terminación del año litúrgico y con ella al final de la lectura de la predicación de Jesús en el relato del evangelio según San Marcos; el episodio de…

El evangelio de la Misa de este domingo tiene dos partes, en la primera Jesús advierte sobre la falsa piedad y en la segunda nos presenta el contraste entre la limosna de unos ricos y la ofrenda de una viuda pobre. La crítica a la falsa piedad se dirige contra la manera de comportarse de los escribas o maestros de la Ley; a ellos les gusta ser reconocidos y venerados por los demás y se creen con derechos sobre los otros.

Jesús señala cuatro actitudes engañosas de los escribas: en primer término, el traje que se emplea en el culto lo han vuelto su vestimenta de calle, «les encanta pasearse con traje de ceremonias», de esta manera buscan diferenciarse de los demás; segundo, con esta diferenciación esperan que los demás los reconozcan y los saluden, «que les hagan reverencias por la calle». En tercer lugar, pretenden los primeros asientos, «el sitio de preferencia», en la sinagoga; y cuarto, quieren ocupar los sitios de honor en las comidas.

Luego de estas descripciones, Jesús pasa a explicar la causa de este comportamiento: «esa gente» en el fondo busca acreditarse como personas piadosas para hacerse a beneficios económicos aprovechándose de los bienes de las viudas, pero su religiosidad es solo apariencia, y por ello cubren su vaciedad con largos rezos. Sobre quienes así obran, esto es, ostentando una religiosidad para beneficiarse personalmente, vendrá un castigo más severo.

A diferencia de los sacerdotes de aquel tiempo, en donde la función sacerdotal es herencia de familia, los escribas son personas que optan por dedicarse al estudio de las Escrituras, pero, al menos los que Jesús critica aquí, su acercamiento a los textos sagrados no lo hacen tanto por hacer más comprensible la palabra de Dios sino como medio de subsistencia. Es necesario oír con atención esta llamada de Jesús a la Iglesia en nuestro tiempo.

La segunda parte del evangelio de la Misa de hoy presenta el contraste entre las donaciones de los ricos y la ofrenda de una viuda pobre. Como en la primera parte del texto, Jesús hace una constatación y luego nos deja su interpretación del hecho. El evangelista principia por referirnos que Jesús observaba cómo la gente iba echando dinero en la alcancía del templo; de esta observación se repara en el contrate entre «muchos ricos que daban grandes limosnas (…) y una viuda pobre que echó dos moneditas».

El evangelista pone delante de nosotros unas medidas: ‘grandes limosnas, dos moneditas’. A continuación sigue la ‘lectura’ de Jesús sobre las medidas. Jesús, en cuanto profeta, nos lleva a fijarnos en el valor de la ofrenda de la viuda pobre, evidentemente el valor de la ofrenda de la viuda es mayor que el de las otras personas. Jesús gira la manera de nuestras valoraciones y nos propone fijarnos más que la ‘cantidad’ en la ‘procedencia’.

¿De dónde procede la limosna? En el caso de unos, de lo que les sobra; en el caso de la viuda, de su pobreza. Pero esta constatación nos revela algo más profundo: La mujer da todo para vivir: ‘dar todo’ es quedarse sin seguridades, ‘vivir’ es tener a Dios como el único bien.

Esta viuda representa el ideal del Evangelio, nos recuerda la invitación al rico que leímos hace unos domingos: Deja todo y ven, sígueme.

Con esta interpretación de Jesús sobre el proceder de la viuda termina su enseñanza antes del discurso sobre el fin de tiempo, este último episodio nos vuelve a recordar la insistencia del Maestro: es preciso dejarlo todo para tener la auténtica vida, la que Dios quiere para el ser humano.

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