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LITURGIA Enero 24Conocer la historia para seguir viviéndola

21 de enero de 2016
LITURGIA Enero 24Conocer la historia para seguir viviéndola

En este domingo la Iglesia inicia la lectura del relato del evangelio según San Lucas; domingo tras domingo este texto irá mostrando cómo Jesús, movido por el Espíritu…

En su narración sobre la obra de Jesús el evangelista Lucas destaca el acercamiento especial del Señor a tres grupos de personas que se podrían considerar marginadas por la religión de su tiempo: los pecadores, lo que no pertenecen al pueblo de Israel y las mujeres.

El texto del evangelio de la misa de este domingo presenta dos partes diferentes, la primera (Lucas 1, 1-4) es el prólogo a los escritos de Lucas en el Nuevo Testamento: el evangelio y el libro de los Hechos de los Apóstoles; la segunda parte (Lucas 4, 14-21) narra la escena paradigmática del inicio de la predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret.

Los versículos que conforman el prólogo a la obra lucana presentan al lector las circunstancias del escrito, su finalidad y el método empleado por Lucas. Advierte el autor que antes de su obra se conocieron algunos intentos por relatar los hechos de Jesús, pero se deja entrever que estas obras no satisficieron a Lucas y por ello él intenta ofrecer un escrito más organizado; de esta declaración inicial se destaca la finalidad del relato: «para que compruebes [ilustre Teófilo] la solidez de las enseñanzas que recibiste».

Esto es central: Lucas ofrece una narración de «los acontecimientos que por voluntad divina se han cumplido entre nosotros» y ello con el fin de afianzar la fe cristiana de quienes han comenzado a seguir el camino de Jesús. En este punto es conveniente reconocer dos elementos esenciales en la propuesta del evangelista: fe y memoria o, dicho con otros términos, evangelio e historia. Lucas busca ofrecer a sus lectores una clave para interpretar la historia como historia de salvación, es decir, un relato que sirva de clave para poder interpretar lo que el creyente vive día a día como acontecimiento de la salvación.

El ‘acontecimiento Cristo’ que principia a narrar Lucas, y que la Iglesia irá leyendo domingo a domingo, ha de servir para tomar consciencia de los hechos de Dios salvando hoy a su pueblo y de esta forma ir fortaleciendo la fe de los discípulos. Al ir siguiendo la narración de Lucas, los cristianos podrán darse cuenta de cómo la historia que tiene su origen en Jesús, continúa desarrollándose hoy en las comunidades cristianas y en la vida de los discípulos de Jesús.

Unos testigos oculares del ‘acontecimiento Jesús’, al comenzar a predicar la Palabra, iniciaron una tradición que ha mantenido la Iglesia, esta tradición que ellos iniciaron y que se mantiene viva en la Iglesia conforma la memoria sobre Jesús; pero esta memoria no es un fin en sí misma, ella ha de estar al servicio de la fe, no para recordar hechos pasados ocurridos en Jerusalén ‘bajo Poncio Pilato’, sino para descubrir cómo esos acontecimientos se manifiestan vigentes hoy en la vida cristiana de los discípulos. El escrito de Lucas resulta útil a los cristianos de hoy porque les permite conectarse con el ‘acontecimiento Jesús’, ya que la fe es actualización o presente de esta memoria de Jesús en las actuales circunstancias de la cultura y del mundo donde viven los discípulos de Jesús.

En la segunda parte del evangelio de hoy, Lucas recuerda la acción del Espíritu Santo en Jesús: después del bautismo (en el río Jordán) y de las tentaciones (en el desierto y en Jerusalén), el Espíritu encamina a Jesús hacia Galilea para su ministerio de enseñar.

A continuación de este breve resumen está el episodio en la sinagoga de Nazaret, que en la celebración de este domingo es ambientado desde la primera lectura (Nehemías 8, 2-4a.5-6.8-10): la institución de la celebración de la Palabra. Según la costumbre de una persona piadosa, Jesús acude a la sinagoga para la liturgia del Sabbat (día judío dedicado al Señor).

En consecuencia con la interpretación del prólogo expuesta en los párrafos precedentes, el episodio de la sinagoga de Nazaret aparece como la puesta por obra de la finalidad de la Escritura: insertar conscientemente al pueblo de Dios en la historia de salvación, o mejor, llevarlo a descubrir cómo Dios continúa realizado su proyecto de salvación.

Más allá de toda esperanza humana, la fe cristiana permite reconocer cómo la vida presente es la forma como hoy se cumple la Escritura. Lejos de todo conformismo o pasividad frente al acontecer de la historia, la escucha atenta del discípulo es lo que le permite descubrir cómo la «Escritura se ha cumplido al escucharla hoy».

 

 

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